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Lucas Cabello: tres vainas, un arma y la carta de una madre

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Por Mauricio Polchi y Nadia Fink

La mamá de Lucas Cabello, el pibe fusilado por la policía Metropolitana, dio a conocer un emotivo mensaje y cuestionó las agresiones verbales de la gobernadora electa de Buenos Aires. “Exijo que Vidal se rectifique”, expresó.  Ante la contradictoria declaración del agente Ayala, la querella solicitará el procesamiento con prisión preventiva del imputado.

“La historia aparece así como propiedad privada cuyos dueños son los dueños de todas las otras cosas”

Rodolfo Walsh

Cuando decimos que los poderes suelen usar los mismos recursos, cada vez, no estamos siendo repetitivos en vano. ¿Cuántas veces debimos salir a limpiar la imagen que algunos medios hegemónicos, los gobiernos de turno, el prejuzgamiento desde algunos sectores –e incluso de periodistas– insistían en ensuciar ante un pibe víctima de gatillo fácil? Esta no es la excepción, y desde el primer día, salimos tras la verdad en el caso de Lucas Cabello porque confiamos ante todo en la verdad de las familias silenciadas, en el buen recuerdo de vecinas y vecinos cotidianos, en la búsqueda de una justicia que no incline la balanza siempre para el mismo lado. La carta de la madre de Lucas, la acusación de la querella, van en la línea del camino que trazamos hace apenas unos días, cuando los discursos se teñían de justificaciones y sospechas. Valga volver un poco atrás y amar un rompecabezas cada vez más evidente.

La carta

La Metropolitana, otro caso de gatillo fácil y otra vez el sur . Así se tituló la primera nota que publicamos en Marcha sobre el caso de Lucas Cabello. “Otra vez la Policía Metropolitana, otra vez el sur de la Ciudad de Buenos Aires, otra vez un pibe, y otra vez un pibe humilde. La inseguridad, otra vez, se viste de uniforme”, decía el texto en el arranque, descartando la versión del “tiroteo” o “enfrentamiento” que se instaló desde algunos medios durante varias horas.

“Mi hijo fue baleado por el agente Ayala de la Policía Metropolitana, en la puerta de nuestra casa, cuando venía de comprar comida en la panadería de la esquina. No se trató de un enfrentamiento, ni de un tiroteo como dice la policía”, detalló en una carta de Carolina, madre de Lucas Cabello, publicada en el Facebook de la revista La Garganta Poderosa.

“Nosotros vivimos en uno de los Hogares de Tránsito del Instituto de la Vivienda de la Ciudad, en Martin Rodríguez al 500. Allí se encontraba, desde hace meses, un oficial de consigna, por un problema que existe entre vecinas. Ni Lucas ni su novia, Camila, están vinculados a este caso. Él no tenía ninguna restricción, ni denuncia, ni intentó fugarse, como dijo la versión policial y como repitieron muchos medios”, amplió Carolina.

En ese sentido, vale aclarar que en este sitio se había informado que la mamá de Lucas “reconoció que en su cuadra siempre había un policía de consigna por un caso de violencia familiar, pero según ella su hijo no está involucrado en ese episodio”, tal como se evidenció desde un principio, a pesar de las miserables declaraciones de María Eugenia Vidal, la vicejefa de Gobierno. La funcionaria porteña inventó un problema de “violencia de género” para respaldar la versión oficial y, así, justificar lo injustificable.

Y ahí están las repeticiones de las que hablábamos al principio: un padre, una madre, peregrinando tras micrófonos o palabras para que el prontuario de su hijo baleado se limpie. Como si una sonrisa Colgate valiera más que una crianza de años, que una nieta que llora, que un diente de leche guardado en algún frasquito vacío. Así, en la carta, la madre cruzó a Vidal: “Como madre y como mujer, no puedo aceptar sus palabras; por eso es que exijo que se rectifique, que pida perdón, y que diga la verdad sobre lo que pasó con mi hijo. Esto fue un accionar ilegítimo de la fuerza de seguridad que responde al gobierno porteño”. Y agregó que “desde hace un tiempo, en el barrio estamos descontentos con la violencia ejercida por los policías metropolitanos”.

“En este momento, mi hijo Lucas está peleando por su vida en terapia intensiva. Su estado es muy grave. Hay grandes probabilidades de que no pueda volver a caminar y que sus brazos queden inmovilizados para siempre. Les pido por favor, a todos los que lean estas palabras, que recen por él, para que pueda salir adelante”, pidió la mujer.

El comunicado

Mientras tanto, el otro camino, el que se hace por justicia y esclarecimiento, también empezó a transitarse. En un reciente comunicado, los abogados querellantes Gabriela Carpineti y Nahuel Berguier, señalaron que “mientras Lucas Cabello continúa peleando por su vida acompañado por su familia y su pequeña hija, el Agente de la Policía Metropolitana, Ricardo Ayala, no pudo ofrecer ningún elemento que excluya su responsabilidad en el criminal e ilegítimo accionar”.

Fue en la nota “El gatillo fácil de la Metropolitana y la artillería de Vidal”, de ayer nomás, que algunos datos se iban confirmando también. “El lunes a la tarde la escena era tan tenebrosa como clara y contundente, un joven de 20 años fue fusilado en la puerta de su casa con su hija en brazos. Los vecinos escucharon tres disparos, la misma cantidad de balas que se encontraron en el cuerpo de la víctima. El agresor, que es policía, escapó”.

En el mismo sentido, Carpinetti y Beguier indicaron que “en el acta que figura en la Foja 1 del Expediente 66248/2015, el personal policial de PFA actuante luego de sucedido el hecho, confirma claramente que en el suelo había solamente tres (3) vainas servidas, las disparadas por el Agente de la PM, Ayala, que impactaron en el cuerpo de Lucas en la zona abdominal, miembro inferior y el maxilar inferior”. “Ningún arma ni vaina que pudiera corresponder ni a Lucas Cabello ni a un tercero, descartándose la hipótesis que elaboró desde el inicio la Policía Metropolitana, refiriéndose al hecho como un ‘enfrentamiento’”, afirman los abogados.

En este juego macabro de recurrir a la coartada más simple, la palabra “enfrentamiento” empezaba a correr para intentar repetirse hasta que parezca la única verdad posible, la más cómoda, la que mejor soporta el sistema. Para referirnos a ese episodio, nosotros ya decíamos “nada de ‘narcos’ y ‘trapitos’, fue un ataque policial contra un hombre desarmado. Otra vez, la falsa teoría de la legítima defensa, una marca registrada en estos casos, se desvaneció de inmediato”.

Los ojos horrorizados de una nena que lo vio todo no parecen ser suficientes para contrarrestar el relato de quien pertenece a las fuerzas policiales. El imputado duda… no dudó entonces en apretar un gatillo contra un pibe desarmado, delante de su pequeña hija. Ante lo contradictorio de sus declaraciones, la querella solicitará en sede judicial, “el procesamiento con prisión preventiva del mismo, bajo la calificación de tentativa de homicidio agravado por pertenecer el sujeto a las fuerzas de seguridad y por el estado de indefensión de la víctima”.

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