Por Redacción Marcha
Marcha hace un resumen de las notas que te cuentan quién es quién, que piensan y proponen para gobernar el país de cara a un inédito e histórico balotaje. La que se nos viene…
POLÍTICAS DE “SEGURIDAD”
Las recientes declaraciones de Daniel Scioli prometiendo “orden en las calles” y jurando que si es elegido “no habrá más cortes de calles” porque le “joden la vida a la gente” ponen de relieve cuál es el consenso que comparte con su contrincante, Mauricio Macri. El candidato del Frente para la Victoria, al ser consultado sobre las protestas, planteó además que habrá “tolerancia cero al narcotráfico”, mezclando a los reclamos sociales con el crimen organizado, en un intento para seducir a los votantes de Sergio Massa, que proponía llevar el ejército a los barrios populares. Mientras tanto, desde Cambiemos, más allá de su campaña de lobotomía y globos de colores, brindan claras señales de que coinciden con el ex motonauta. Comparten una misma perspectiva: coindicen en quién es “gente” y quién no. Por eso, acuerdan en endurecer la represión contra los luchadores sociales y seguir reforzando a las distintas fuerzas de seguridad sin contemplar los altísimos niveles de violencia y corrupción estructural que infectan tanto a las policías provinciales como a las federales.
Scioli se vanaglorió de haber ordenado “muchas veces” la represión de protestas sociales. Refuerza su perfil haciendo campaña con el teniente coronel Sergio Berni. El secretario de Seguridad es famoso por sus declaraciones antiinmigrantes y por infiltrar con gendarmes los reclamos de trabajadores. Fue quien tumbó el intento reformista de Nilda Garré, que intentó tímidamente poner un límite a la connivencia policial con el delito complejo. Su postura efectista fue ganando espacio en el kirchnerismo. Incluso Mariano Recalde, referente de La Cámpora, cuando fue candidato a jefe de gobierno porteño no dudó en hacer campaña con a su lado Berni, los dos rodeados de flamantes patrulleros policiales. Como si los problemas de “inseguridad” se pudiesen resolver inundando las calles de móviles y uniformados.
Otro personaje que suena en estos días y que tuvo mucho que ver con la balacera feroz contra las vecinas y vecinos de Lugano y Soldati es Eugenio Burzaco, que era jefe de la Metropolitana. En estos días reapareció, pero no para dar explicaciones de porqué sus hombres cambiaron las postas de goma por plomo. Tampoco fue para dar explicaciones por los negociados de su hermano Alejando, involucrado en la mafia del fútbol. Autodenominándose “experto en narcotráfico” y con apelaciones xenófobas a que “la frontera es un colador”, Burzaco suena como uno de los posibles funcionarios de un probable gobierno macrista.
Los de amarillo suman más nombres que remiten a un incremento represivo. El actual ministro de Seguridad de la Ciudad, Guillermo Montenegro, estaría siendo promovido a un cargo de mayor responsabilidad. Recientemente se conoció un ejercicio que hacen los ingresantes a la Metropolitana. Se trata de una representación teatral en donde se ve cómo los agentes policiales reprimen a un grupo de trabajadores y los reducen en el suelo. Todo un mensaje de cara a una etapa en donde los reclamos obreros y populares se multiplicarán ante el ajuste que ya está en ciernes.
Se agrega otra coincidencia. Los dos candidatos que se batirán en el balotaje compiten por declarar estados de excepción para que las garantías constitucionales no sean un freno en la lucha “contra la delincuencia”. En el macrismo tomaron otra idea fascistoide de Massa: declarar “emergencia en seguridad a nivel nacional”. Es lo mismo que hizo Scioli en la provincia, vanagloriándose de los “delincuentes abatidos” y de las toneladas de droga decomisada. Lejos de los amagues de su vicegobernador, Gabriel Mariotto, que al principio intentó cuestionar a la Bonaerense por sus innegables vínculos con el asesinato de Candela Sol Rodríguez, durante su gestión no hicieron más que fortalecer a la Maldita Policía. Le sumaron las policías locales como auxiliares e impidieron cualquier reforma de esta cuestionada institución, vinculada por ejemplo a la desaparición forzada de Luciano Arruga. Además de Berni, Scioli quiere promover como ministros nacionales a Alejandro Granados y a Ricardo Casal, dos hombres que abiertamente plantean el empoderamiento de una las fuerzas policiales más corruptas del país. La imagen de la Bonaerense reprimiendo en la Catedral marplatense en alianza a grupos neonazis vinculados al macrismo local es una alerta de lo que podría suceder si los dos candidatos siguen avanzando en esta línea.
La polarización entre dos proyectos supuestamente antagónicos no se verifica en materia de seguridad. Los elogios cruzados entre Montenegro y Berni dan cuenta de una verdadera política de Estado inspirada en Rudolph Giulani, el ex alcalde neoyorquino impulsor de la tristemente célebre “tolerancia cero”.
Fuente: Cero tolerancia. Por Tomas Eliaschev
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ECONOMÍA
Más allá de sus programas económicos de mediano plazo, el kirchnerismo apuesta a algunas definiciones, mientras que el macrismo habla por sus adláteres (Melconian, Espert, Broda, Sturzenegger) y luego se desdice, evitando precisiones.
Salido de boca de Prat Gay y Frigerio, Cambiemos afirmó que apenas asuman quitarán los controles de capitales (mal llamado “cepo”) y permitirán una flotación libre del dólar (el Banco Central no intervendría en el mercado). Esto tendrá dos impactos inmediatos: unificar el tipo de cambio y una fuerte devaluación, que seguramente aumentará más allá del nivel al que se estabilizará finalmente (lo que conocemos como overshooting). Aunque evitan ser claros, todo indica que esperan la estabilización en torno a los 15 pesos, es decir, una devaluación de cerca del 60%. En sus fantasías, afirman que esto no se trasladará a precios, porque el ajuste ya fue hecho, lo cual es falso porque el 90% del comercio se basa en el dólar formal y no en el ilegal o blue. Incluso con un pase parcial a precios, esto implica una muy fuerte caída salarial con la consecuente caída de la demanda interna. Los sectores exportadores se beneficiarían de esto, aunque dado que el problema viene de la demanda externa (en especial, la cadena automotriz) no es claro que el impulso sea suficiente para reanimar la actividad.
Hay que agregar a esto el aumento de tarifas anunciado. El objetivo de reducir la inflación es ulterior al reacomodamiento de precios, como ocurrió en todos los planes de ajuste típicos: una vez deteriorado el salario y aumentada la rentabilidad del capital, congelar precios. Está por verse que el macrismo sea capaz de controlar la convulsión social que esto implica. Sus únicos argumentos para reducir la inflación son “la confianza” y reducir la emisión monetaria, subiendo las tasas de interés. No hay ninguna pista de cómo entienden que esto se relaciona con su consigna de “pobreza cero”.
Por su parte, el equipo de Scioli (Batakis, Bein, Peirano, Laspina) afirma que los controles de capitales se sostendrán por un tiempo, escenario en el que necesitarían de poder de fuego del Banco Central, para lo cual Scioli ya negoció un nuevo préstamo de capitales chinos. Aunque con total seguridad el mercado espera una devaluación, lo cierto es que el golpe financiero ya lleva meses retirando dólares sin que las finanzas estallen. La devaluación que el oficialismo prevé es del orden del 12%, llevando el dólar oficial a 10,60 pesos según figura en el presupuesto. Lo más factible es que la devaluación final sea mayor a eso. La dinámica de inflación se verá alentada por esto, y por la suba de tarifas que también prevén realizar, según afirman, de modo segmentado. Esto mantendría la lógica actual de pequeñas devaluaciones, inflación y negociación salarial retrasada, un equilibrio difícil de sostener. Para ello, Scioli se sumó a Macri en la perspectiva represiva a la protesta social, aunque le agrega la promesa de un Ministerio de Economía Popular, para “refugiar” trabajadores/as en sectores no competitivos. Para Scioli, la reducción de la pobreza y el aumento de la actividad vendrían de la mano de las inversiones que busca captar en sus giras internacionales, orientadas en los sectores estratégicos definidos.
Contamos con pocas precisiones más, y en todo caso, persisten las dudas respecto de qué será capaz de sostener cada cual.
Fuente: ¿Qué economía se viene y qué proponen los candidatos? Por Francisco J. Cantamutto
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