Por Mauricio Polchi – @MauriElbueno
El jueves, Paolo Rocca, CEO y presidente el holding más grande de la Argentina, estuvo junto a María Eugenia Vidal en el lujoso hotel Sheraton. Al día siguiente, temprano, el poderoso empresario compartió un acto con el presidente Mauricio Macri. En el medio, entre un encuentro y otro, el grupo Techint decidió despedir a casi 200 trabajadores de su planta Siderca, en Campana. En las últimas horas trascendió que fueron reincorporados por un periodo de seis meses.
El jueves
A Paolo Rocca se lo vio de buen humor en Parque Norte, en la cumbre de los industriales, después de los anuncios del presidente Mauricio Macri sobre el fin de los impuestos a las exportaciones. Mucho más contento se lo pudo ver luego de la conferencia de prensa del Ministro de Hacienda, Alfonso Prat Gay, quién notificó la devaluación y levantó el denominado cepo al dólar. En un clima de celebración por las recientes medidas económicas, el jueves 17 de diciembre el titular de Techint y la gobernadora bonaerense María Eugenia Vidal compartieron el cierre del Seminario ProPymes que se desarrolló en el hotel Sheraton, y que también contó con la asistencia de Antonio Caló, el titular de la Unión Obrera Metalurgica.
En esa cita de lujo, Rocca habló durante 15 minutos y Vidal lo escuchó atentamente. Con un acertado oportunismo, el orador le dedicó unos párrafos a “la transformación de la provincia de Buenos Aires”, la cual “nunca ha sido administrada con seriedad”, apostó por el “cambio de ciclo político” y profetizó “nosotros no pedimos plata. Nosotros queremos gestión”. De yapa, como si fuera un candidato en campaña, se metió con “el tema de la seguridad, importantísimo para nosotros”. Ante un auditorio colmado, con esas definiciones se lució el segundo hombre más rico de la Argentina, con un gigantesco patrimonio familiar de US$ 3.600 millones que dio a conocer el reciente ranking de la revista Forbes.
En síntesis, en el discurso de Rocca hubo elogios al PRO, críticas al PJ y quejas por el descalabró financiero local e internacional al advertir que “no es un momento fácil”. No dijo nada de nada sobre los telegramas de despidos, ni de la inseguridad por la falta continuidad de laboral o la dificultad por la pérdida del poder adquisitivo y la suba de los precios por el impacto de la devaluación.
El conflicto laboral en Techint se agudizó ese mismo día, en el arranque del turno de las 5 de mañana y de las 13 horas, cuando a un total 189 trabajadores se les impidió el acceso a la planta de Siderca en la ciudad de Campana, donde se fabrican tubos sin costura para la industria del petróleo. Algunos de los operarios afectados tienen entre diez y treinta años de antigüedad en la planta. Temen porque saben que puede incrementarse la lista de sancionados. La empresa pretende reducir el salario de los suspendidos del 80 al 60 por ciento del sueldo normal. Ante la gravedad del problema se recurrió intervenir al Ministerio de Trabajo que dirige Jorge Triaca. También intervino el nuevo Secretario de Empleo, Miguel Ponte. Casualmente, Ponte es un ex gerente de Recursos Humanos de Techint.
El viernes
Con el problema sindical desatado, los metalúrgicos resolvieron cortar la Avenida Callao, en las inmediaciones del Congreso. En ese mismo momento, Rocca se mostró con Macri y el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta. El viernes 18 de diciembre se realizó la inauguración de las estaciones Córdoba y Las Heras de la Línea H de subtes de la Ciudad de Buenos Aires. El actual mandatario largó unas palabras ante la prensa desde los andenes. Lo hizo escoltado por Paolo Rocca, con quien viajó entre las estaciones Córdoba a Las Heras. “Quiero felicitar, más allá del atraso, a ‘Tekin’ (Techint) y Dycasa”, deslizó Macri. El reproche no afectó a nadie. Más allá de la mención por los retrasos, en la gestión de Cambiemos una foto vale mucho más que mil palabras.
Mientras esa imagen se replicaba por todo el país, se iniciaban las negociaciones para reincorporar a los 189 despedidos. Al caer la tarde, finalizó el encuentro y se logró un acuerdo. Está previsto que reintegren a todos los operarios a sus lugares de trabajo. De todas formas, no se puede descartar un escenario complejo para un futuro inmediato. “Por seis meses, tenemos paz en la planta”, sintetizó, con cierta esperanza, Antonio Caló de la UOM. El pasado mes de abril se labró un acta de suspensión para el total de la plantilla de la fábrica de 2800 personas, que afectó de forma rotativa a unos 500 empleados, a quienes se reconocía el 80 por ciento del salario. En octubre, la situación se prolongó por dos meses hasta que venció el sábado último. Ahora, se volvió a sellar otro convenio, que no garantiza estabilidad, solo extenderá la incertidumbre, frente a un escenario de ajustes empujará al movimiento obrero a afrontar nuevos desafíos.
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